DISPERSIONES DE UN LEVANTE CUALQUIERA

Ya están aquí; ojala quemara yo que rabiara, ojala viniera el viento del norte y me enviara lejos hacia las calas, aunque pronto esos secuaces domingueros lo descubrirían y vendrían a por mí. No sé si es magnetismo lo que sienten esos urbanitas o es que disfrutan pisándome.
Y ahora el invento de las esculturas de arena. Parezco mortadelo, todo los días una parte de mi al lado del paseo marítimo. Todos mirándome con cara de tontos dependiendo de si soy Conan el Bárbaro o la Sofía Loren. Os confieso que disfruto cuando me transformo en Poseidón, ¿quién no fantasea alguna vez?
Echan unas míseras monedas a mis faldas, el escultor recoge el chiringuito y marcha al burguer de la esquina.
Mañana ¿Dónde posaré?, ¿quién seré?, ¿saldrá el sol?, ¿exterminarán a los domingueros?
YRB
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