CUENTO NIVAL
Dicen los ancianos del lugar, que un buen día, el zorro del pantano, emergió de las aguas. Se convirtió en oso y siguió el rumbo de la estrella polar. Allí, en el polo, maravillado de la quietud que le abordaba, soñó despierto y sus lágrimas fueron cristales al rodar por el gélido hielo que cubría el suelo. Cuentan también que la lechuza nival, ciega por el dolor de partir hacia la soledad, tomó aquellos hermosos cristales, los puso en las cuencas de sus ojos e iluminaron su vida. Y no sólo eso, porque al izar el vuelo iluminó el cielo con tal gama de colores en movimiento, que lo llamaron aurora boreal.
3 comentarios
Lechuzo Blanco -
Danae -
Un saludo desde tu ciudad.
jorval -