DE LA MUERTE
“…Y a su despecho y maldiciendo al cielo,
De ella apartó su mano Montemar,
Y temerario alzándola su velo,
Tirando de él la descubrió la faz.
¡Es su esposo!, los ecos retumbaron,
¡La esposa al fin que su consorte halló!
Los espectros con júbilo gritaron:
¡Es el esposo de su eterno amor!
Y ella entonces gritó: ¡Mi esposo! Y era
(¡desengaño fatal!, ¡triste verdad!)
Una sórdida, horrible calavera,
La blanca dama del gallardo andar…”
(El estudiante de salamanca, José de Espronceda)
Dicen los conocedores del mundo feérico que La Mano Blanca es una fata cruel, de las pocas hadas malévolas que existen. Quien la roce apenas el cabello, morirá. Esa dama puede ser la muerte versionada en hada. El oráculo de las hadas da a entender que existe La Dama Oscura. La guardiana de los seres no natos, guarda las esperanzas embrionarias que todavía no sabemos que tenemos. Esa dama oscura es la que atraviesa con nosotros la noche de los finales y de la muerte. Nos enseña a rendirnos y camina a nuestro lado en la penumbra de la otra orilla hasta conseguir en el atisbo la llave de nuestro miedo. Es por eso que no nos vamos de la faz de la tierra, permanecemos adormecidos por miedo a encontrarnos en el purgatorio dantesco con la clave de la existencia. Quedarnos anclados en nuestro lamento no es la opción acertada, tal vez…pero no somos capaces de salir del laberinto. Mejor lo conocido aunque tedioso que lo desconocido tal vez maquiavélico, tal vez amoroso... Sutil la danza entre ambos colores, luz o ausencia de. La vida es la miscelánea de los matices grises, espectros que anhelan la chispa de los natos, a veces de los muertos en vida. Espectros que de forma subrepticia osan robar cuerpos donde subsistir por miedo a lo desconocido. No fluir en el ascenso del que hablan los profetas que no volvieron. Es condición humana, por ser consciente, el miedo. Decía el estoico Epícteto: “no hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo”. El mero hecho de morir, es un acto frío. El calor que te arropa en vida, por estar cerca de otros humanos, es un fútil ardid. La esencia del engaño es el fervor que nos arropa al vivir entre la supuesta multitud filantrópica. Al final del viaje sólo queda el temor, el silencio al partir, la soledad que alberga el tránsito hacia lo desconocido. Esa soledad no es más que el retiro. El desapego de las obsesiones innatas a cada uno de nosotros. En el funeral no se llora por el muerto, sino por el que se queda preso de sus ofuscaciones. Por uno mismo.
Iolanthe ©
8 comentarios
Heriol -
Krmelo -
Yo no se de letras....se de vida que a la vez es muerte.
Vivir es ir muriendo de poco en poco a todo lo viejo para dejar resurgirse en lo nuevo, distinto, diferente....vivo.
¿Qué es mejor? ó ¿qué es peor?
Quiza sea más angustia vivir muerto que morir vivo.
Me siento vivo, y en esos espacios de mayor viveza es cuando le he perdido el miedo a la muerte porque fueron ellos los que me hicieron comprender el regalo de la vida.
Sentirte libre de la losa de la muerte que nos ha sido enseñada es sentirte más vivo que nunca y asumir ese espacio como el mejor para ese momento.
Quedando en disposicion a vosotros bendigo vuestras vidas.
Con cariño......Krmelo.
Felicidades por todas vuestras palabras.
Alasalamar -
ergo -
No me rendiré tan facilmente
deberás ganarme la pelea
pues resistiré de tal manera
que antes de verme sepultado
honraré la vida que me han dado
viviendo, mujer, tan plenamente
como aquel que goza del pecado.
Danae -
He conocido personas que luchan día a día con la muerte, y valientemente salen victoriosos. Mi lema es "vive y deja vivir". Y por supuesto vive intensamente sin hacer daño a los demás.
Un saludo desde tu ciudad.
xwoman -
LithiorelArkangelOscuro -
Saludos mi amiga y como siempre me encanta leerte!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Abrazos
jorval -